El karma parecia haberse instalado ese día, como si fuera una pequeña tregua para tanta batalla. Quería ponerle fin pero a la vez no queria el final. y ahi estaba ella tan prepotente, tan ilusa era esa niña que se creía dueña del reloj, y que todo seguiria el curso que ella dictamine porque asi lo quería.
No le daba importancia al presente, porque para ella todo pasaba lento, y a veces se perdia en un futuro incierto. Y el tiempo corría, y no perdonaba, aunque ella no lo quizo admitir. Porque estaba sedada en sus pensamientos de químeras, o sin ir tan lejos.. a donde saldría esa noche.
Necesitaba una lección!- eso quiza penso el de arriba. O al menos destaparle los ojos a la realidad.
Y le dío donde más le dolía, recabo en sus miedos mas profundos, y en las cosas que no tienen explicacion, como asi también las cosas que no le daba la importancia que merecía porque ella le tiene miedo a lo desconocido, porque ella creía en que todo era eterno.. Porque se creía reina.
Y ella la vio.. como hace meses no la veía, sentada, tranquila, que ni los pintores del barróco podrían haber retratado tanta paz que irradíaba ese rostro. Las cosas parecen mejorar, pensó y se fue, y la dejó. Más tarde vuelvo, le dijo.
Tic Tac.. Tic tac.. hasta que en la paz de su reino se oyo un grito de pavor, un alarido jamás emitido, unas palabras tan difusas, pero que rapidamente impregnó el ambiente y las nubes cubrieron el sol.
sabes que es lo peor? que no volvío, mejor dicho volvío pero tarde. DEMASIADO tarde. Las lagrimas no le salían, ella nunca imagino que el destino le depararia lo que empezaría a vivir. Intento en vano traerla de nuevo, Porque NO! en su cabeza no cabía la idea de lo que estaba ocurriendo. hasta que en esos intentos desesperados por traerla le vio los ojos a la dama radiante. Le imploraban clemencia, ya no quería estar ahi. Le agarro fuerte la mano.. Pero la dejo partir..
Y, a partir de esa tarde la tristeza se adueño de su corazón, dejó rodar su corona y nunca más uso reloj. Tantas cosas pasaron por su cabeza, tantos recuerdos, tantas voces, tantos ecos. Era obligatorio lo que antes era sugerencia, de hacerse la idea que las cosas no son para siempre. Y que no estaría más con ella. Desde esa tarde en que todo comenzo se apagó la luz que caracterizaba a la niña, se le fueron las horas, los meses y días. Nunca le costó tanto reir como ahora, la felicidad para ella son solo segundos, y si la vieran en su soledad la ausencia le duele tanto que llora, hasta en sus silencios. Con ese golpe a madurado, pero no se ha recuperado. Ya no es una niña, tampoco mujer. simplemente soy yo expresando lo que me duele no tenerte.
